Según
antiguos pergaminos chinos, se dice que la pólvora fue inventada por
antiguos alquimistas chinos, que al estar buscando la posima de la
inmortalidad, descubrieron la pólvora.
La pólvora, el primer explosivo
conocido, fue descubierta por casualidad en China en torno al siglo IX.
Su hallazgo parece ser fruto de las investigaciones de algún alquimista
que, en su búsqueda del elixir de la eterna juventud, dio por accidente
con la fórmula del explosivo. De hecho las primeras referencias a la
pólvora las encontramos en textos herméticos advirtiendo de los peligros
de mezclar determinadas sustancias. En el siglo X ya se utilizaba con
propósitos militares en forma de cohetes y bombas explosivas lanzadas
desde catapultas. Se sabe que ya en el año 1126 se utilizaban cañones
hechos de tubos de bambú para lanzar proyectiles al enemigo. Más tarde
esos tubos serían sustituidos por otros de metal más resistente; el más
antiguo del que se tiene noticia data de1290. Desde China el uso militar
de la pólvora pasó a Japón y a Europa. Se sabe que fue usado por los
mongoles contra los húngaros en 1241 y que Roger Bacon hace una mención
en 1248. Hasta ese momento Europa sólo había contado con un producto
inflamable llamado "fuego griego" que sin embargo no podría competir con
la efectividad del recién llegado invento. Durante el siglo XIV el uso
de cañones se generalizó tanto en China como en Europa, pero el problema
seguía residiendo en crear tubos de metal capaces de contener las
tremendas explosiones que se producían en su interior. Este problema
pudo haber conducido a la falsa afirmación de que los chinos sólo
utilizaron la pólvora para hacer fuegos artificiales, lo que no es en
absoluto cierto ya que está documentado que hicieron uso de ella con
propósitos bélicos en numerosas ocasiones. Así por ejemplo el grosor y
la solidez de las murallas de Beijing deja bien a las claras que se
diseñaron para resistir el ataque de la artillería enemiga y la dinastía
Ming cambió la ubicación de la antigua capital Nanjing por el hecho de
que las colinas de alrededor eran una localización demasiado tentadora
para que el adversario ubicara sus cañones. Cuenta la leyenda que la
fórmula pudo llegar a Europa en 1324 de la mano de un monje peregrino.
La receta consistía en la mezcla de carbón, azufre y salitre que el
religioso comunicó al abad de un monasterio donde pernoctó. A la mañana
siguiente el monje que se encontraba en la puerta al ver salir al
huésped, pudo comprobar con horror que debajo de los ropajes monacales
le asomaba un rabo peludo: era el mismísimo diablo que el terrible
invento venía a perturbar para siempre y a sembrar el caos la sociedad
de la época. La pólvora se extendió con rapidez por toda Europa y jugó
un papel fundamental en el equilibrio de poder que se establecería a
partir de entonces, ya que eran muy pocos los personajes que contaban
con dinero y capacidad suficiente para fabricar armas. Entre los siglos
XV al XVII se asistiría a un amplio desarrollo de la tecnología
relacionada con al pólvora. Los avances en el campo de la metalurgia
hicieron posible la elaboración de armas de pequeños tamaño y mosquetes.
Resulta curioso que todavía en el siglo XV, Enrique VIII de Inglaterra
manifestara que "las armas de fuego nunca suplantarían al arco largo de
la infantería inglesa". Incluso tiempo después, cuando las armas se
habían generalizado en todos los ejércitos, muchos seguían considerando
su uso como una vileza impropia de verdaderos caballeros. A partir de la
segunda mitad del siglo XVI la fabricación de la pólvora en casi todos
los países, estaba ya en manos del Estado y su uso sería reglamentado
poco después.
En 1886 Paul Vielle inventó un tipo de pólvora sin humo
hecho con nitrocelulosa gelatinizada mezclada con éter y alcohol. Esta
mezcla se pasaba por unos rodillos para formar finas hojas que después
se cortaban con una guillotina al tamaño deseado. El ejército francés
fue el primero en usar este nuevo tipo de explosivo, que no formaba humo
y era mucho más potente que el anterior, y otros países europeos no
tardaron es seguir su ejemplo. Muchas otras innovaciones se sucedieron
en el campo de los materiales explosivos hasta llegar a la actualidad,
pero sin duda la aparición de la pólvora en occidente en la Edad Media
fue el acontecimiento más significativo.
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